Entrevistado: Jorge Gagliardi.
Relación con autor del blog: padre.
Factores
que determinaron que la Argentina no sea un país industrializado.
Condicionantes
externos.
Sucedieron políticas comerciales
bilaterales o triangulares con países que estaban interesados en nuestros
bienes primarios. Estados Unidos e Inglaterra, con más años de historia y
experiencia que nosotros, e iniciadores de las revoluciones industriales
tuvieron el poder para someter a nuestro país a sus intereses.
Las industrias británicas vendían a la
Argentina los ferrocarriles (rieles, locomotoras, demás componentes), se
beneficiaban porque se trataba de producción propia y sólo recibían de
Argentina carbón, madera, trigo, carne, cuero; sin permitir el ingreso de
productos que generasen competencia con lo local.
Condicionantes
internos.
Por un lado, sectores sociales
(empresarios, trabajadores) que ‘’tiran para su lado’’. ¿Por qué ocurre esto?
El productor recibe $10 por la compra de su producto y se vende al consumidor
final a $100 (montos a modo de ejemplo). Esta brecha tan grande hace que desde la década
del ’30 y en la actualidad, exista una rivalidad entre agropecuarios e
industriales por sus intereses y el modelo de desarrollo que se piensa alentar.
Por otro lado, una clase dirigente y
política que no tiende al largo plazo. Durante años puede observarse aplicación
de medidas que tienen como base ideologías y objetivos muy distintos. Lo que
unos comienzan a hacer, los otros en sus períodos de gestión pueden deshacer
muy rápidamente.
Diálogo alusivo.
Crecimiento
y desarrollo comparado.
Naciones vecinas como Uruguay y Chile
que tienen una geografía particular (país chico en el caso uruguayo) y una
ubicación desconcertante (país angosto y alargado, sobre las cosas del Pacífico
en el caso chileno) no tienen los mismos problemas económicos y sociales que aquejan
a la Argentina. Aquí se nota la falta de organización en nuestro país: un
territorio extenso, con tierra fértil, con minerales, con agua y con buena mano
de obra, que le falta fortaleza política para aprovechar eficaz y
eficientemente los beneficios naturales.
La falta de compromiso de Argentina para con
el comercio internacional en relación a falta de calidad, fuera de término y ‘’al
precio que yo quiero’’ hace que las naciones que vieron en la Argentina un país
con expectativas para invertir o comprar su producción, reorienten sus intereses
hacia otros que esperan que sean más capaces y ‘’cumplidores’’.
Comentarios
y críticas de gestiones presidenciales (1976-2003).
Sillón de Rivadavia en la Casa Rosada.
Proceso
de reorganización nacional.
Por un lado, se hizo una apertura
indiscriminada de las importaciones, con la que ingresaban productos de mayor
calidad y más baratos que los que se fabricaban en nuestro país. La industria
Argentina pagaba impuestos, el alquiler del lugar donde realizaba actividades,
sueldos a los empleados y los productos que se traían de afuera competían
destructivamente con los que se hacían acá. Conclusión evidente es el
desmantelamiento de ellas.
Por otro lado, la rentabilidad que se
obtenía por invertir en lo financiero era mayor a lo redituado por invertir en
la industria. Desde mediados de los ’70, esta tendencia comienza a hacerse más
fuerte.
Regreso
a la democracia.
El gobierno de Alfonsín estuvo signado
por una postura fuerte de Estados Unidos en relación a la renegociación de la
deuda externa ‘’ilegítima’’ (por ser tomada durante un gobierno de facto) y por
presiones internas de sectores que buscaban la solución a uno de los problemas
que todavía continuaba vigente, y que era la inflación.
Al contexto externo e interno puede
agregársele el discurso menemista posterior a la victoria en elecciones y
previo a la asunción del mandato que decían a la sociedad que si él y sus
funcionarios estarían en el poder, la hiperinflación de ese año ya hubiese
calmado. Por ello, Alfonsín decide el traspaso de poder antes de llegar al 10
de diciembre.
Durante la hiperinflación de fines de
este gobierno, la nafta había subido de precios de forma exorbitante, las
calles estaban vacías y la población optaba por no usar sus automóviles. Era común observar (antes que el combustible aumentara) colas en las estaciones de servicio para provisionarse de hasta 7 cuadras.
Neoliberalismo.
Durante Ménem, el régimen de
convertibilidad tuvo éxito en el corto plazo. Llegado su segundo gobierno, no
se adaptó y tras la asunción de De la Rúa (reconocido por su lealtad y honestidad)
se continuó con estas medidas, junto a una corrupción que no había podido desaparecer
y un descontento popular evidenciado en los ‘’cacerolazos’’ de diciembre de
2001, que obligaron a la renuncia del presidente.
Luego de sucederse los distintos
gobiernos de acuerdo a la ley de acefalía, la controvertida frase de Duhalde ‘’los
que depositaron dólares, recibirán dólares’’, las ferias cambiarias que sólo
permitían el retiro de U$S 250 semanales y la fuerte devaluación cercana a un
300% que se mantendría a lo largo de 10 años, signarían un período de nuevos
horizontes para la industria.