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Hoy escuché a las 20 horas el programa Partida doble por radio UBA, conducido
por Norberto Lema. En esta oportunidad contó con la presencia de Oscar
Cetrángolo, Andrés López y Sebastián Katz. El tema a tratar fue inflación y
crecimiento económico.
En
primer lugar, se analizó la ‘’herencia
K’’. Se estimó que entre 2011-2015 las exportaciones declinaron en u$s 27.000
millones por un contexto externo desfavorable (caída de precios internacionales
de materias primas), se restringió fuertemente a las importaciones obligando a
la presentación de las conocidas Declaraciones Juradas Anticipadas de
Importaciones (DJAI) y se acentuó el déficit en las cuentas fiscales asociado a
la perdurabilidad y ampliación de subsidios con destino a rubros varios. Luego,
se enunciaron las medidas que Cambiemos tomó en su primer trimestre de gobierno
para comenzar a dar solución a estas problemáticas: devaluación (aumento del
tipo de cambio) para equilibrar la Balanza Comercial (X-M), supresión de las
DJAI y la actualización de las tarifas del servicio de luz alcanzado en una
proporción significativa por subsidios.
Luego,
se interrogó sobre por qué las
devaluaciones en Argentina se trasladan automáticamente a precios. Una
posible respuesta indica que los argentinos estamos tan pendientes de la
cotización del dólar no por un factor cultural, sino por una suma de
experiencias acumuladas. Ante la inestabilidad de nuestra economía, el dólar
actúa como elemento coordinador. Países latinoamericanos como Chile, Uruguay,
Perú y Colombia, a pesar de contar con un sistema financiero dolarizado, la
moneda extranjera es cada vez un factor menos relevante ya que las
inestabilidades no ocurren entre períodos de tiempo breves, sino más bien en
plazos cada vez más extensos. En ellos, la devaluación provoca una caída del
salario en términos de dólares, pero el salario en términos internos se
mantiene sin modificaciones. Esto ocurre porque el clima político y económico
en ellos es de confianza, seguridad y credibilidad en las instituciones
públicas y moneda local.
Por
último, consultoras privadas estiman la inflación argentina para este 2016 en
torno a un 35%. El país heredado, ¿arranca nuevamente? ¿Cuáles serían las distintas alternativas para lograr el gran empujón?
La
primera opción sería que el contexto internacional cambie y mejoren los precios
internacionales, situación con bajas expectativas. Otra opción podría ser la reducción
de importaciones, también dificultosa. Por último, lo más viable sería aumentar
trabajosamente el volumen de exportaciones. ¿Cómo? Invirtiendo en infraestructura. Fomentando los cambios tecnológicos necesarios. Dando
trabajo (mejora de los factores
productivos). Esto nos permitirá ‘’vivir con lo nuestro’’, pero creciendo y
permitiéndonos pagar las deudas tomadas.
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Inflación: tipos y políticas antiinflacionarias.
El
cuatrimestre pasado cursé la materia Macroeconomía y Política Económica, en la
que aprendí información sobre la inflación que pretendo compartirles en esta
nota. Aquí vamos.
La inflación es el incremento sostenido y
generalizado de los precios. Generalizado quiere decir que el incremento no
ocurre sólo en un producto, sino que ocurre en varios bienes y servicios de una
canasta de consumo. Sostenido quiere decir que no ocurre durante una semana,
sino que se extiende durante un tiempo.
Hay
varios tipos de inflación.
La inflación de demanda es aquel
incremento de precios que ocurre por un exceso de personas que quieren adquirir
el mimo producto. Cuando muchas personas quieren comprar carne, por ejemplo, y
no hay disponibilidad de tanta carne en stock, los precios suben.
Luego,
la inflación de oferta es aquel
incremento de precios que ocurre por una escasez de bienes generada por el
productor, que se traslada a precios. O sea, el stock es bajo. Hubiere o no
demanda hacia estos bienes, los precios son altos.
Después,
la inflación estructural es aquella
producto de la propia estructura productiva argentina. Nuestro país es
exportador de materias primas, y debe importar manufacturas. Cuando el valor de
importaciones es más alto que el valor de exportaciones, ocurre un déficit
comercial que suele corregirse con una devaluación. La devaluación es un
incentivo al agropecuario para que exporte. Para colocar su producto en el
mercado local, querrá obtener la misma retribución que en el mercado externo,
por eso lo cobrará más caro en el mercado local. Demos un ejemplo.
Precio
interno de la carne $100. Precio externo de la carne u$s10. Tipo de cambio 1u$s
= $10.
Devaluación
y el tipo de cambio se ubica en 1u$s = $15.
Precio
externo de la carne u$s10. Precio interno de la carne $150.
En
el ejemplo anterior vemos que el exportador vendía carne por u$s10, y obtenía
$100 liquidando esa exportación en Argentina. Por lo tanto, esos $100 son los
que cobraba al mercado interno. Luego de la devaluación, el exportador sigue
vendiendo carne por u$s10, pero ahora liquida esa exportación en Argentina por
$150, valor que querrá cobrar en el mercado local.
Existe
también la inflación de puja
distributiva. Al ya existir un clima inflacionario, el trabajador o
proveedor de la mano de obra puja con el capitalista para que éste le otorgue
un aumento salarial y recupere el poder adquisitivo que había perdido por la inflación.
El capitalista le aumenta su salario, pero incrementa los precios de sus
productos para no verse afectadas sus ganancias.
Por
último, la inflación inercial es
aquella que ocurre por el sólo hecho de, por así decirlo, ‘’planes inflacionarios’’. Un claro ejemplo es el contrato de locación
que se firma por un período de dos años, y en el que se prevén aumentos en el
alquiler por inflación.
Ahora
bien. En Economía se pueden tomar decisiones de corto y largo plazo.
Las decisiones
de corto plazo se observan a través de políticas
de ‘’demanda agregada’’. Son
aquellas relacionadas al consumo, inversión, gasto, exportaciones e
importaciones. Su incentivo tiene efectos inmediatos en el corto plazo, y son
políticas que toman muchos gobiernos para atribuirse el éxito. Su aplicación
resultará en un desempleo bajo, pero una inflación alta.
Las
decisiones de largo plazo se observan a través de políticas de ‘’oferta agregada’’. Son aquellas relacionadas a incorporación
de nuevas tecnologías, inversión en educación y capital humano, e inversión en
factores de la producción. Su incentivo tiene efectos en el largo plazo, y son
políticas que no resuelven problemáticas coyunturales y que los gobiernos no
suelen tomar porque no serían considerados como logros suyos, sino atribuibles
a gobiernos futuros. Su aplicación resultará en una inflación baja, pero un
desempleo elevado.
Las
reglas claras: ¿se puede bajar la
inflación? Sí, a costas de un desempleo elevado. ¿Se puede mantener a todos empleados? Sí, a costas de una inflación
elevada. La teoría macroeconómica y su estudio dice que los gobiernos cuando
asumen aplican políticas relacionadas a una menor inflación (y un mayor
desempleo), y cuando se acercan las elecciones legislativas aplican políticas
relacionadas al pleno empleo (y una mayor inflación).
La
curva de Phillips es aquella que mide la relación inflación/desempleo. Esta
relación siempre fue indirecta hasta que, a mediados de los ’70, la crisis del petróleo incrementó su
precio y contrajo la oferta, lo que provocó más inflación y más desempleo
(estanflación).
Luego
de esa gran crisis de la teoría macroeconomía, los economistas Milton Friedman
y Robert Lucas modificaron el pensamiento económico. Friedman afirmaba que los
individuos miraban qué inflación tuvo lugar en el pasado y proponían un número
mayor con el objetivo de incrementar sus salarios en esa proporción (expectativas adaptativas). Lucas, años
después, planteó que los individuos pensaban de manera racional acerca de lo
que sucedería en el futuro y que tomarían sus decisiones en base a las
políticas fidedignas que el área económica tenga en cartera (expectativas racionales). Aquí una
nueva regla: ¿se puede bajar la
inflación sin un desempleo elevado? Sólo con el planteo y ejecución de
políticas fidedignas. Fidedignas quiere decir creíbles, seguras, confiables.
La
teoría dice que la inflación es un fenómeno estrictamente monetario. ¿Qué
quiere decir esto? Que su principal causa es la emisión de dinero. El dinero se
produce en una proporción mayor a la producción de bienes y servicios, eso es
inflacionario. ¿Cuáles serían políticas fidedignas? Un Banco Central anunciando
una clara política antiinflacionaria. Alfonso Prat Gay, ministro de Hacienda y
Finanzas Públicas, fijó la inflación de 2016 en un 25%. Mientras tanto, las
paritarias de los docentes fijaron incrementos salariales en el orden del 40% y
los plazos fijos para montos más chicos rondan el 26,5%. ¿Cerramos 2016 con
25%? ¿Llegamos?