martes, 8 de marzo de 2016

[HISTORIA] Deuda Externa Argentina-1976 a 2005.

-> En una nota anterior había comentado la lectura de un texto del Museo de la Deuda Externa, sito en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. En esta oportunidad les propongo ampliar esa información con otro de esos textos, conocido como D.E.U.D.A. Un dibujo argentino.

Entre 1976 y 1983 tuvo lugar en nuestro país el conocido Proceso de Reorganización Nacional. Durante éste, la presidencia estuvo a cargo de Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Bignone. Mientras tanto, el área económica era conducida por José Alfredo Martínez de Hoz.

A mediados de la década del ’70, los países exportadores de petróleo (OPEP) decidieron triplicar los precios de éste, lo que les provocó un excedente de liquidez. Tenían tanto dinero que no sabían dónde colocarlo para que no ocurriera una desvalorización. Los países desarrollados no eran los indicados, por lo que se decidió colocarlos a la banca extranjera. La banca extranjera lo ofreció a los países latinoamericanos, que lo recibió gustoso visto sus bajas tasas de interés.

El proceso de endeudamiento en Argentina durante el período del gobierno de facto era el siguiente: la banca transnacional prestaba dinero a las empresas públicas (aumenta el pasivo externo), las empresas públicas cedían este dinero el Banco Central de la República Argentina, el BCRA prestaba el dinero a especuladores, los especuladores depositaban el dinero en la banca transnacional (aumentan los activos externos). Este proceso, como puede observarse, beneficiaba a unos pocos y estaba garantizado por seguros de cambio y por la estatización de la deuda privada.

En 1979, Estados Unidos decidiría triplicar las tasas de interés, lo que provocaría una situación de ‘’deudores morosos’’ y más adelante ‘’deudores incobrables’’ a los países latinoamericanos que poseían una abultada deuda. La deuda que se tomó entre 1975 y 1983 lleva el nombre de ‘’deuda vieja’’ y se utilizó en un 44% para el financiamiento de la evasión de capitales, en un 33% para el pago de intereses y en un 23% para la compra de armas y de importaciones no registradas.

En 1983, retornaría la democracia a nuestra Argentina de las manos de Raúl Alfonsín. Durante su campaña, prometía una clasificación de la deuda legítima y deuda ilegítima. Afirmaba que sólo pagaría la deuda que se investigara y reconociera como legítima. Más adelante, las investigaciones darían como resultado que la deuda ilegítima era una cantidad de dinero que no valía la pena no pagarlo.

Durante su gobierno, estuvo a cargo del área económica Bernardo Grinspun (1983-1985) quien proponía una independencia total del Fondo Monetario Internacional y que le costó un 626% de inflación. En 1985 y hasta el final del mandato de Alfonsín, reemplazaría a Grinspun Juan Vital Sorrouille, quien llevaría adelante el Plan Austral: se reemplazan los pesos por los australes. Además, cumpliría condiciones del FMI cuando decide aplicar controles de precios, congelamientos salariales y un compromiso de no emisión monetaria. Más adelante, pondría en práctica el Plan Salvataje Primavera (un acuerdo de precios con quienes los fijaban), que derivó en un default en 1988 y en un clima de recesión, pobreza e inflación. Alfonsín debió abandonar su función en el Ejecutivo meses antes de diciembre de 1989.

En 1989 asumió a la presidencia Carlos Saúl Menem. Entre las medidas más resonantes del nuevo gobierno se encontró la Ley de Convertibilidad, impulsada por su ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo. La convertibilidad consistía en la compraventa de dólares por parte del Banco Central a una tasa de cambio fija, el compromiso de no emisión de base monetaria, la apertura comercial externa y la libre entrada de capitales. Se creía en él como un mecanismo contra la lucha antiinflacionaria. De esta manera, el endeudamiento externo ya no se utilizaba para el beneficio de unos pocos, sino que se utilizaba para mantener el modelo: se exportaba barato, se importaba caro y la balanza comercial arrojaba numerosos déficits.

En 1992, el Plan Brady impulsado por Cavallo consistió en una reestructuración de deuda relacionado a: se blanqueó la deuda ilegítima; los tenedores de bonos estaban ahora dispersos y anónimos, en lugar de concentrarse en entidades bancarias; los tenedores de bonos se aseguraban el cobro de intereses atrasados por una cláusula en los mismos con legislación en la justicia de los Estados Unidos.

El Plan Brady en números fue así: los títulos por el clima recesivo cotizaban a un 18% de su valor nominal, es decir, 3762 millones de dólares.  Cavallo reconoce estas deudas a su valor nominal del 100%, es decir, 29.900 millones de dólares, que se componen 29.900 millones de capital y 9000 millones de intereses. De los 29.900 millones, se reconoce una quita del 35% sólo por 7500 millones. De los 9000 millones, se pagan en efectivo 400 millones y en bonos a 12 años 8600 millones.

En 1998, el comienzo de una recesión y las acusaciones de corrupción hacia el presiente, apresurarían su salida del gobierno. En 1999, asumió Fernando de la Rúa (UCR+FREPASO). En el área económica, José Luis Machinea prometió honestidad, la continuidad de la Convertibilidad y el déficit cero (recortando gastos administrativos, incrementando impuestos y reduciendo salarios entre un 12% y un 15% a la administración pública). Para ello, recurrió el Blindaje: un préstamo de 32.700 millones de dólares, del que podrán saber más en descripción.

Meses después, Ricardo López Murphy se hizo cargo de Economía y recortó gastos administrativos y presupuesto hacia universidades. Su gestión fue sumamente criticada, por lo que tuvo que renunciar. Finalmente, volvió Domingo Felipe Cavallo quien ratificó la política de déficit cero e implementó el Megacanje. En éste, se refinanciaron los vencimientos correspondientes a los siguientes cinco años y se canjearon bonos por otros con mayores plazos. Para ello, se tomó deuda por 10.000 millones de dólares. Siempre desde el comienzo de la Convertibilidad se dijo que los medios de comunicación ayudaron a que la población no se sublevara. Parece que a esta altura, la población notó lo que realmente sucedía, lo que le generó un clima de descontento y frustración. Esto provocó que todos recurran a las instituciones bancarias a retirar sus depósitos. Y aquí llegó el Corralito, el Cacerolazo y el Estado de Sitio.

Sucedieron a De la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodriguez Saá (quien anunció el default de 2002), Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde (quien anunció la pesificación y continuó con los ajustes).

Los saldos luego de las dos gestiones de Menem, De la Rúa y aquellos que gobernaron fruto de la Ley de Acefalía fueron: tipo de cambio sobrevaluado, extranjerización del aparato productivo, desocupación del 22%, 19 millones de pobres (9 millones de indigentes), sistema productivo desarticulado y sistema financiero destruido.

En 2003 llegaría al gobierno Néstor Kirchner. Entre sus logros de gobierno se encontraron una política devaluatoria para no generar atrasos cambiarios; el crecimiento del Producto Bruto Interno en cifras cercanas al 10%; un incremento de 86% en las exportaciones entre 2003/7; un superávit comercial promedio de 12 millones de dólares entre 2003/7; la reducción paulatina y significativa de la pobreza, el desempleo y las importaciones; y una relación PBI/deuda que desciende de un 151% en 2002 a un 64% en 2007.

El crecimiento de las exportaciones permitió que por primera vez en la historia argentina, la deuda externa se pagara con recursos genuinos y no con la toma de más deuda. El 15 de diciembre de 2005, Argentina paga al FMI 9810 millones de dólares, finalizando más de medio siglo de dependencia con este organismo y celebrando la soberanía económica y el fin de los condicionamientos por parte de éste.


Lamentablemente, esto no se terminó acá. Aún quedaron 81.800 millones defaulteados, a los que se propuso reestructurar con la emisión de nuevos bonos con una compensación adicional sujeta al crecimiento del PBI. El 76,15% aceptó (62.500 millones de dólares), a quienes se acordó pagar 35.500 millones de dólares (quita del 57%).






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