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Los ’30
fue una década de adaptación a una nueva forma de estado: el Estado Benefactor.
Este nuevo modo de ver las cosas está caracterizado por un fuerte
intervencionismo del Estado. De aquí las llamadas políticas keynesianas, en las
que el gasto público es primordial para ‘’reactivar’’ la economía en períodos
de recesión. Las políticas aplicadas durante estos 10 años podría decirse que
fueron tenues, por intereses contrapuestos y el recuerdo de una época dorada
del modelo agroexportador. De todas maneras, ocurrieron incentivos a la
actividad industrial y fueron el comienzo de algo nuevo que se extendería a lo
largo de este siglo XX.
Luego
en los ’40 llegó al poder Juan Domingo Perón que alentó con su Primer y Segundo
Plan Quinquenal, primero a las industrias livianas y luego a las pesadas. Al
principio desde un naciente mercadointernismo, luego con una postura más
flexible hacia el exterior y las inversiones. Desde la crisis ocurrida en el
año 1949 hasta la Revolución Argentina los gobiernos de turno tuvieron una
dicotomía entre estabilizar la economía u ocuparse de desarrollar la industria.
Los planes de emergencia o planes de estabilización tenían como fundamento
principal combatir la avasallante inflación y el estancamiento de la actividad.
Como contrapartida, las propuestas de desarrollo querían consolidar la
industria pesada, con la que se lograría la independencia del exterior, el
menor impacto de las consecuencias de una eventual crisis y la solución a
problemas de indicadores económicos, tales como la deficitaria Balanza de
Pagos. Frondizi en su período de gobierno se ocupó de algo esencial que fueron
la energía y el petróleo, problema que desde mi punto de vista continúa hasta
nuestros días. Fue en los ’60 cuando se propuso la conformación de bloques
económicos regionales para lograr en conjunto, la fijación de un precio
adecuado a los bienes primarios y así, intentar mayor independencia de los
centros de consumo.
Durante
el Proceso de Reorganización Nacional y en los gobiernos de Ménem de manera más
profunda, todo lo que se venía armando y progresando desde los ’30 fue para
atrás. Es decir, producto de las nuevas ideas en el contexto internacional
(liberalización comercial, financiera, económica) se avanzó hacia un proceso de
desmantelamiento del Estado Benefactor, desindustrialización. Desde mediados de
los ’70 comenzó a predominar el modelo financiero por sobre el modelo industrial
y cobraron nuevamente importancia económica los bienes agropecuarios, las
materias primas y los llamados ‘’commodities’’ (petróleo, oro, plata, cobre).
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