Década del ’30.
La Argentina en los años ’30 fue un
país que recibió la influencia de un contexto internacional desfavorable,
signado por una crisis económica que comenzaba en octubre de 1929, con la caída
de la Bolsa de Wall Street, en Estados Unidos.[i]
José F. Uriburu y Agustín P. Justo.
Argentina y los gobiernos de José F.
Uriburu (1930-1932) y Agustín P. Justo (1932-1938) seguían creyendo en los años
de bonanza de principios del siglo XX alcanzados gracias a la apuesta al modelo
agroexportador y no se ocuparon de aplicar medidas tendientes a fortalecer
realmente la evolución de industrias que habían tenido una buena
‘’performance’’ con el modelo de Industrialización por Sustitución de
Importaciones durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y tenían ahora otra
nueva posibilidad de crecer y no competir con productos importados, cuyo
ingreso tenía grandes dificultades. El Pacto Roca-Runciman de 1933 y la
política bajo el eslogan ‘’Comprar a quien nos compra’’, iniciada durante el
segundo gobierno de Yrigoyen (1928-1930), fueron claros ejemplos de la falta de
apoyo con que se encontraban las industrias. Esto es por el poco ánimo hacia ‘’lo nuevo’’. Si venimos bien con el
modelo agropecuario, ¿para qué apostar a algo que no conocemos? Aquí se
evidencia también la falta de comparación con otros países a los que la
industria sí había beneficiado y la tendencia, en nuestro país, a mantener las
cosas como están (status quo)[ii].
Pero
no todo era oscuridad para la industria. El control de cambios de 1931, modificado en 1933, fue
una política que reguló dos mercados de cambios: uno oficial y otro paralelo o
no oficial. En el oficial las prioridades eran las exportaciones tradicionales,
las importaciones y los servicios de deuda. En el paralelo se daba lugar a las
exportaciones no tradicionales (industria), entre otros puntos, facilitando así
con un tipo de cambio más elevado el logro de
una mayor rentabilidad por exportaciones y logrando el equipamiento
necesario con el cambio oficial, que era más bajo.
Los sectores que se dinamizaron
producto de esta crisis fueron la industria del cemento, el papel, la rama
textil, los sectores eléctrico, mecánico y químico.[iii]
Claro que uno de los factores para que
este proceso fuera exitoso fue la radicación de empresas de origen
estadounidense, británico y alemán, entre otras. La cantidad de
establecimientos, la producción en millones de pesos, la tecnificación, los
obreros ocupados, el uso del doble turno y el aporte de la industria por encima
del sector agropecuario (entre otros) fueron indicadores provistos por el censo
industrial de 1935 en los que se observaba un panorama de consolidación fabril.[iv]
Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Hacia fines de la década de ’30 el mundo comenzó a abandonar lentamente las ideas de ortodoxia económica, que indicaba equilibrio de las cuentas fiscales, y a adoptar en su lugar las del ‘’keynesianismo’’. Éstas consistían en medidas gubernamentales tendientes a incrementar el gasto público durante crisis y períodos económicos desfavorables para evitar el estancamiento. Las medidas ortodoxas consistían en reducir el gasto público, despedir personal o reducir sus sueldos, restringir las importaciones; es decir, manteniendo el equilibrio entre ingresos y gastos del Estado. Otras ideas en auge durante este período fueron el proteccionismo y los acuerdos entre dos naciones (bilaterales).
En Argentina, se observaba a Europa a
punto de entrar en un conflicto bélico y se creía que éste podría tener
consecuencias económicas semejantes a las ocurridas durante la crisis del ’30.
Para evitarlas, y analizado el papel creciente de la industria manufacturera,
el ministro de Hacienda Federico Pinedo presentó un Programa de reactivación de
la economía nacional. Los objetivos del mismo fueron procurar la conciliación
de la industrialización con la economía abierta, fomentar las relaciones
comerciales con los Estados Unidos y con los países limítrofes y crear un
mercado de capitales.
¿Qué proponía en relación a la
industria? Control selectivo de importaciones, promoción del intercambio con
países vecinos, incentivos cambiarios a exportaciones industriales, facilidades
financieras a industrias elaboradoras de materias primas nacionales y
legislación antidumping para la posguerra. Pinedo quería fortalecer una industria creciente y en la que veía grandes
posibilidades. Más allá del enfoque coyuntural, se puede interpretar como una
estrategia a largo plazo y un nuevo modelo de desarrollo.
¿Lo logró? No, veo en este período un conflicto de intereses entre economía
agroexportadora e industrial, y un
período de adaptación a las ideas nuevas, que sería conveniente que se
instalaran con celeridad, pero no es así y lleva tiempo. La UIA apoyó la
promoción de exportaciones, el socialismo criticó la supuesta emisión monetaria
para practicar las actividades del plan, los radicales se negaron a tratarlo
(posteriormente cambiarán de actitud y propondrán medidas similares).[v]
Los gobiernos peronistas.[vi]
Juan Domingo Perón.
La política del primer gobierno de Perón (1946-1951) estaba ligada a un cierre de la economía que la independizara de los vaivenes del intercambio externo, y garantizara mano de obra ocupada, salarios altos y consumo de materias primas nacionales. Recordemos el conflicto internacional y analicemos: la economía argentina está transcurriendo un período favorable y esto favorece a las ideas de Perón sobre las industrias naturales. Más adelante, durante su cuarto año de gobierno, una inminente sequía y la recuperación de los países beligerantes harán que los términos de intercambio declinen, la estrategia mercadointernista entre en conflicto y comience a haber inflación, un problema que se extenderá y traspasará el siglo XX.[vii]
La política del primer gobierno de Perón (1946-1951) estaba ligada a un cierre de la economía que la independizara de los vaivenes del intercambio externo, y garantizara mano de obra ocupada, salarios altos y consumo de materias primas nacionales. Recordemos el conflicto internacional y analicemos: la economía argentina está transcurriendo un período favorable y esto favorece a las ideas de Perón sobre las industrias naturales. Más adelante, durante su cuarto año de gobierno, una inminente sequía y la recuperación de los países beligerantes harán que los términos de intercambio declinen, la estrategia mercadointernista entre en conflicto y comience a haber inflación, un problema que se extenderá y traspasará el siglo XX.[vii]
Además de la Segunda Guerra y la
restricción natural que ello implicaba, entre 1941 y 1948, la política
discriminatoria de Estados Unidos hacia nuestro país obligó a desarrollar
industrias por sustitución de importaciones. El Plan Marshall de 1947 reflejó
la reconstrucción de Europa bajo su control, acentuando el desplazamiento de
Argentina en el comercio mundial, que se vería incentivada a establecer
relaciones comerciales con países comunistas, entre ellos la Unión Soviética.[viii]
En cuanto a la industria se impulsó el
Segundo Plan Quinquenal que precisaba un programa de estímulo a la producción
industrial mediante inversiones estatales y privadas. Aquí nuevamente se observa el conflicto de intereses, las inversiones
eran contratos a la estabilidad de precios del peronismo. Otra estrategia que
cuyo corolario era evidente: no daría soluciones.
La propuesta desarrollista.
Arturo Frondizi (1958-1962) llegó a la presidencia de las manos de sus adeptos y de un peronismo proscripto al que prometió una serie de medidas en caso de acceder al poder.
El contexto internacional para el
sector agropecuario (precios de productos primarios) era adverso y la
estrategia para desarrollarse era consolidar la producción de manufacturas y
una economía industrializada. Para ello, Frondizi propuso multiplicar la
producción de petróleo y de gas, desarrollar la siderurgia explotando depósitos
de carbón y hierro, solucionar el problema de aprovisionamiento de energía
eléctrica, fomentar las industrias del cemento, del papel, de maquinaria y
equipos industriales, construir una amplia red de rutas y autopistas y
estimular la producción nacional de autos y camiones. Esto se lograría a través
de inversiones extranjeras. [ix]
En el área energética se incrementó
repentinamente la producción petrolera. El crecimiento de la siderurgia se
triplicó y permitió que las importaciones aumentaran menos que el consumo. La
petroquímica se caracterizó por ser la actividad que recibió mayor inversión
extranjera. La industria del cemento se vio beneficiada por un aumento en la
construcción. Las ventajas impositivas y la demanda reprimida en Argentina,
incentivaron a radicar empresas automotrices extranjeras. Puede decirse que el programa desarrollista tuvo indicadores positivos,
pero no logró la escala suficiente para tener un excedente exportable y lograr
divisas, que en ese tiempo eran sumamente escasas y que debían utilizarse para
cubrir gastos ocasionados en la balanza comercial deficitaria y gastos ‘’de una
vez’’ incurridos en el proceso de instalación de industrias.[x]
Revolución Argentina.
Juan Carlos Onganía, Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse.
Juan Carlos Onganía (1966-70) asume la presidencia de la conocida Revolución Argentina con la suma del poder público y miembros del gabinete considerados ‘’apolíticos’’. En su período de gobierno sancionó una ley de rehabilitación de empresas que consolidaría la deuda de empresas privadas y públicas, de acuerdo a criterios que iban a ser considerados por separado (Salimei). Suspendió las negociaciones colectivas y prometió un salario real constante y un acceso preferencial al crédito bancario. Renovó contratos con compañías petroleras y eliminó los controles de cambios (Krieger Vasena). La protesta social conocida como el Cordobazo y el surgimiento de la guerrilla urbana, símbolo de violencia, hicieron que su imagen se deteriorara y renunciara, siendo sucedido por otro militar.[xi] [xii]
Juan Carlos Onganía (1966-70) asume la presidencia de la conocida Revolución Argentina con la suma del poder público y miembros del gabinete considerados ‘’apolíticos’’. En su período de gobierno sancionó una ley de rehabilitación de empresas que consolidaría la deuda de empresas privadas y públicas, de acuerdo a criterios que iban a ser considerados por separado (Salimei). Suspendió las negociaciones colectivas y prometió un salario real constante y un acceso preferencial al crédito bancario. Renovó contratos con compañías petroleras y eliminó los controles de cambios (Krieger Vasena). La protesta social conocida como el Cordobazo y el surgimiento de la guerrilla urbana, símbolo de violencia, hicieron que su imagen se deteriorara y renunciara, siendo sucedido por otro militar.[xi] [xii]
Roberto Levingston (1970-71) fue
designado para continuar la Revolución Argentina. Aldo Ferrer, ministro de Economía,
impulsó la ley de ‘’compre nacional’’ que obligó a todas las dependencias
estatales a adquirir bienes y servicios a la firma del país. También se orientó
la política crediticia hacia las empresas nacionales. El nacionalismo y la buena recepción de esta medida por sectores medios
y militares, lograron que se retornara al desarrollo en detrimento de la
estabilidad. En 1971, sin aliados, Levingston fue depuesto por la Junta de
Comandantes.
Alejandro Lanusse (1971-73) sería el
último militar a cargo de la Revolución Argentina. Durante tu gestión, se suprimieron
los topes de aumentos salariales y suspendió la personería gremial de la CGT,
demostrando que no se quería impedir al movimiento obrero pero tampoco
reconocerlo como fuerza política. Desafiado por la guerrilla y con su imagen
deteriorada en el exterior como consecuencia de la ineficiencia de la
representación, tenía poco margen de acción y avanzaba hacia la organización de
una salida electoral. Sus compromisos para con Perón se reflejaron en un aumento
del 12% en los salarios, la reanudación de las convenciones colectivas a partir
de 1973 y la creación de un Fondo Nacional de la Vivienda. Bajo la consigna
creada por la Juventud peronista ‘’Cámpora al gobierno, Perón al poder’’ el 11
de marzo de 1973, la coalición peronista accede al poder.
Proceso de reorganización nacional.
José Martínez de Hoz fue el autor de la reestructuración de la economía a través de una reforma financiera, una reforma arancelaria, un incremento del endeudamiento externo, un desmantelamiento de los instrumentos de protección a la producción local, sobrevaluación del peso, encarecimiento del crédito, reducción del mercado, entre otras.[xiii]
El cambio de liderazgo de las
industrias textil y metalmecánica hacia bienes industriales intensivos en
recursos naturales (acero, aceite, petroquímica) fue el punto de inflexión que
se extendería hasta los años ’80 y dejaría en un plano secundario a la
industria de maquinaria agrícola y la fabricación de tractores.
Aquellos empresarios que contaron con
financiación propia o crédito externo aprovecharon para modernizar sus equipos.
Algunos disminuyeron sus costos fijos y reconvirtieron su actividad en
importadores y comerciantes, otros integraron sus actividades industriales con
las fáciles ganancias especulativas. Por último, hubo quienes tuvieron que
despedir su fuerza laboral y cerrar sus empresas.
En el contexto externo, el país se
encuentra con un endeudamiento acrecentado por la suba de tasa de interés en el
mercado norteamericano y con dificultades para renegociarla con el Fondo
Monetario Internacional y los acreedores externos, en un período inflacionario
y de inestabilidad macroeconómica.
En el plano interno, la economía
estuvo dirigida por Bernardo Grinspun que erró en su diagnóstico y no
interpretó adecuadamente el profundo proceso de desindustrialización y el
cambio en las relaciones de poder económicas y sociales. Su lugar sería ocupado
por Juan Sourrouille, quien lanzaría el Plan Austral (1985). Esta propuesta lograría
sus cometidos en el corto plazo pero fracasaría a la larga evidenciado el
regreso de la inflación. Los errores
esta vez tuvieron que ver con el no cumplimiento de la totalidad de los puntos
propuestos y factores externos (emisión monetaria, caída de los precios
internacionales).
La industria local presentó un período
de fluctuaciones, es decir, expansiones y contracciones periódicas.[xiv]
En el plano externo, las exportaciones de manufacturas crecieron, mientras que
las exportaciones de productos primarios disminuyeron. Si bien las Manufacturas
de Origen Agropecuario (MOA) lideraron el crecimiento en términos absolutos, el
crecimiento que registraron las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) fue
muchos más significativo en términos relativos, aunque insuficiente para
permitir que estas últimas llegaran a liderar las exportaciones industriales
argentinas.[xv]
El empleo industrial registró una caída, superior a la caída del volumen físico
de la producción. Por ello, se dice que se avanzó hacia una mayor productividad
debido, probablemente, al empleo de horas extras.[xvi]
Neoliberalismo.
Durante los gobiernos de Carlos Ménem
se profundizaron políticas antiintervencionistas del Estado en la economía (neoliberales)
que habían comenzado su período de prueba en el Proceso de Reorganización
Nacional y que fueron producto de las ideas propugnadas en el ámbito
internacional por la ‘’escuela de las expectativas racionales’’. Entre ellas
podemos mencionar el régimen de convertibilidad cambiaria y el reemplazo del
austral por el peso, la reforma de la carta orgánica del BCRA, la
reestructuración del sistema financiero, las privatizaciones de empresas del
Estado, la eliminación de los controles de cambio, el compromiso a una
disciplina monetaria estricta y la reducción de aranceles a las importaciones.
En el sector industrial se notó una
mejoría de actividades agroindustriales. Tabaco, papel, siderurgia básica,
radio y televisión crecieron en el conjunto de manufacturas industriales. El
personal ocupado disminuyó entre 1993 y 2001, al contrario de la productividad
laboral que creció y compensó las caídas en actividad industrial y empleo. El
salario real registró una disminución respecto a las décadas anteriores. La
participación de los obreros industriales en la distribución de ingresos cayó.
El costo laboral se redujo durante los noventa.[xvii]
La aplicación de las medidas
mencionadas, por su inadecuación a la evolución de la economía y su falta de
control por las autoridades, provocaron deflación, déficit fiscal y comercial[xviii],
incremento de la deuda externa, estancamiento de la economía, desempleo,
marginalidad, fuga de capitales, corrupción gubernamental, mayor índice riesgo
país, concentración de la producción en las manos de unos pocos conglomerados
empresarios y surgimiento de un movimiento social antineoliberal que se
manifestaría a través de piquetes.
El abandono del régimen de
convertibilidad cambiaria con una fuerte devaluación y la ayuda de un contexto
internacional favorable lograrían desde 2003 hasta el presente una recuperación
de las manos del sector primario y el regreso a la industria por sustitución de
importaciones. Los indicadores comenzarían a evidenciar crecimiento de
exportaciones, desarrollo de la actividad manufacturera nacional, crecimiento
de la construcción, crecimiento del nivel de empleo, mayor impulso a los sectores
terciarios.
Bibliografía.
- Schvarzer, Jorge. ‘’La industria que supimos conseguir’’. Capítulo V.
- Gerchunoff y Llach. ‘’El ciclo de la ilusión y el desencanto’’. Capítulo III.
- Llach, Juan José. ‘’El plan Pinedo de 1940’’.
- Gerchunoff y Antúñez. ‘’De la bonanza peronista a la crisis de desarrollo’’. Capítulo III.
- Llairó y Siepe. ‘’La apertura económica peronista: el bloque oriental y el nuevo orden internacional’’.
- Llairó y Siepe. ‘’Perón y las relaciones económicas con el Este’’.
- Romero, Luis Alberto. ‘’Breve historia contemporánea’’.
- Gerchunoff y Llach. ‘’El ciclo de la ilusión y el desencanto’’. Capítulos VI y VII.
- De Riz, Liliana. ‘’La revolución argentina’’.
- Palacio, Priscila. ‘’Las políticas industriales durante el gobierno de Raúl Alfonsín’’.
- Llairó y Palacio. ‘’La política económica de la Argentina neoliberal’’.
- Palacio, Priscila. ‘’Industria y desarrollo en la Argentina de los albores del siglo XXI’’.
Notas.
[i] Reflejos de la mencionada crisis
fueron la caída de los precios de los bienes primarios, la brusca caída de los
ingresos por exportaciones y la imposibilidad de obtener créditos externos
(escasez de divisas), lo que ocasionó balanza comercial desfavorable, reducción
de importaciones y problemas para atender los servicios financieros (crisis del
balance de pagos).
[ii]Al
respecto, cito una afirmación de Mario Bunge.
‘’Hay
pueblos iguales, pero ninguno orgánicamente superior al nuestro, que se destaca
por su sensibilidad, inteligencia y capacidad, como si la tragedia europea no
dejara ver el extraordinario avance fabril de otros países, y en especial, el
de los Estados Unidos’’.
[iii] Ejemplificación de sectores
dinámicos: Loma Negra, Minetti y Corporación Cementera Argentina (cemento), La
Papelera Argentina (papel), Jantzen, Sudamtex, Duperial, Ducilo (textil) y
Osram, Siemens, Bayer (eléctrico, mecánico y químico).
[iv] La Unión Industrial Argentina (UIA)
defendía la permanencia sin complicaciones de los monopolios ya instalados y la
postergación del avance técnico al sector. La formación de nuevas cámaras
sectoriales y las demandas de los trabajadores comenzaban a modificar el
panorama gremial empresario.
[v] Al
respecto, cito un fragmento del discurso radical.
‘’Podrán
caerse todas las chimeneas, pero mientras el campo produzca y exporte, el país
seguirá comprando lo que necesite, seguramente a un precio inferior que el
determinado por la Aduana para favorecer intereses creados’’.
[vi]Gobiernos
de Ortiz, Castillo, Ramírez y Farrell: entre fines de los ’40 y el ascenso de
Perón se adoptaron un sinnúmero de medidas industrialistas, algunas de las
cuales estaban inspiradas en el plan Pinedo, mientras que otras iniciaban la
marcha suave hacia el mercadointernismo. Entre ellas se encuentran la creación
de la Corporación para la Promoción del Intercambio, el proyecto radical de
crédito industrial y un banco que desarrollara las actividades crediticias
mencionadas.
[vii] Al
respecto, sobre contradicciones en el discurso de Perón (¿inversión o no en
industrias?):
‘’La defensa nacional exige una poderosa
industria propia, y no cualquiera, sino una industria pesada’’.
‘’Debe evitarse en lo
posible la creación o sostenimiento de industrias artificiales, cuya vida
económica depende de alguna forma de protección, que directa o indirectamente,
siempre representa un gasto’’.
[viii] La
solución propuesta fue un Plan de Emergencia (1952) en el que se notaron que
las ideas estaban en crisis y debían ser cambiadas. La toma de un préstamo del
Eximbank por U$S100 millones y la firma de un contrato con la petrolera la
California (cuestionado por sus concesiones) reflejaron el nuevo rumbo.
[ix] Al respecto, afirma el economista
Alexander Hamilton:
‘’Todo dinero que se
invierte en una Nación deja de ser una rival para convertirse en un aliado’’.
[x] En tiempos de Guido (1962-1963) la
producción industrial se encontraba en desmedro. La aguda restricción del
crédito y la contracción del financiamiento externo no hacían más que generar
problemas de liquidez, reducir la producción y vender sus inventarios.
Durante
Illia (1963-1966) los indicadores al inicio no eran favorables pero se
revirtieron durante su gestión: aumentó la base monetaria alrededor de 40%, se
estableció un salario mínimo, vital y móvil y se premió a las industrias que
utilizaran pocos insumos importados con un mayor volumen de crédito.
[xi] Salimei
y Krieger Vasena fueron ministros de Hacienda durante el gobierno de Juan
Carlos Onganía.
[xii] Al respecto, cito diagnóstico de Perón:
‘’Onganía
era un buen soldado, pero conducir un país requería de otras habilidades. La
política se coló en su gobierno y la descubrió demasiado tarde’’.
[xiii] Las
actividades elaboradoras de textiles e indumentaria, de madera y muebles, de
maquinaria y equipos fueron las más perjudicadas. Mientras que, evidenciaron un
mejor comportamiento los sectores de productos químicos y las industrias
metálicas básicas.
[xiv] Registraron
disminuciones las ramas con mayor valor agregado, especialmente las
relacionadas con la industria metalmecánica, y la de fabricación de equipo
profesional y científico, que fue la que registró la caída más pronunciada.
Registraron un crecimiento las ramas de productos alimenticios, bebidas,
tabaco, refinerías de petróleo y productos derivados del petróleo y del carbón.
[xv] Productos
lácteos; pescados y mariscos; preparados de legumbres y hortalizas; residuos y
desperdicios de la industria alimenticia fueron MOA que tuvieron un incremento
considerable. Las ramas materias plásticas artificiales; papel, cartón,
imprenta; textiles y confecciones; calzados y sus partes componentes;
manufacturas de piedra, yeso; y productos cerámicos fueron MOI que tuvieron un
crecimiento significativo.
[xvi] El
aumento en la concentración de capitales de empresas cuya actividad económica
estaba dedicada a la exportación es uno de los factores por el que autores
afirman que el gobierno de Alfonsín tendió permitir la consolidación de grupos
económicos locales y conglomerados extranjeros. En cuanto a los trabajadores,
la desconcentración de zonas tradicionales hacia el interior con menor
sindicalización y menor salario provocó desocupación en las zonas de origen
(Gran Buenos Aires, Rosario y Córdoba).
[xvii] Sólo
se hizo más oneroso el costo laboral unitario en las cementeras, las metalúrgicas
y productoras de instrumental médico.
[xviii] Excepción
de déficit comercial en los años 1990-91 y parte de 1995 y 1996.
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